sábado, 3 de agosto de 2013

Las despedidas no siempre son tan malas.

Con tan solo dieciocho años he aprendido y me he dado cuenta de mucho, como que la vida es tan efímera, tan pasajera, tan impredecible. Crees que todo va de maravilla, que porque eres joven eres invencible, que no existe nada que te derrumbe, nada que cambie tus días, pero la vida no es así, nos acostumbramos a la compañía de ciertas personas que creemos que nada cambiará, que todo seguirá de la misma manera por un tiempo indefinido. Y de repente en un abrir y cerrar de ojos hemos caído en el pozo más profundo que se puede imaginar, no sabemos como salir, la desesperación nos arrastra, trata de hundirnos tal cual arena movediza, pero si miramos hacia arriba, justo en la superficie, están las personas que nos aman, que jamás nos abandonan, brindándonos palabras de apoyo, lanzándonos sogas para ayudarnos a salir de ese suplicio. Pero... ¿qué hacer cuando tu mejor amigo te dice que se va del país? ¿Cómo rayos asimilar eso?. Estaba tan acostumbrada a su compañía, a que vaya a verme a mi casa y me visite en el colegio (del que él ya se graduó pero yo debo seguir un año más para terminar el último año), donde la mayoría del tiempo me siento sola, que siento que no encajo y que más que todo cada vez que entro a ese edificio pienso que todo será igual a como yo lo recordaba, pero no es así. He estado muy triste, sin ganas de nada, ni siquiera escribir, en este momento él está en ese avión viajando lejos, a miles de kilómetros de nosotros, aunque me parte el corazón que mi mejor amigo se haya ido, estoy muy feliz porque es un hombre determinado, que sabe que es lo que quiere y busca la manera de cumplir a cavalidad sus aspiraciones. Tengo al mejor amigo del mundo que no me abandonó jamás y me lanzó un millón de sogas para salir del pozo al que caí sin darme cuenta. 
Como siempre me pasan cosas graciosas, el día miércoles tuve una sesión de quimioterapia intravenosa  y debo descansar y cuidarme mucho porque estoy más vulnerable que cualquier otro día, pero no podía dejar de ir a despedir a mi mejor amigo al aeropuerto, estaba tan nerviosa, me decía a mi misma "Ay, lo que me haría mi doctora si se entera que estoy en el aeropuerto" Como ya dije la Dra. Francisca Ramírez es como otra mamá, me reta cuando debe hacerlo y me cuida mucho, como soy mimada cada vez que me reta me dan ganas de llorar jajaja, así que no quería que se entere para que no me regañe. Despedí a Victor en el aeropuerto y mi celular sonó, un mensaje. Dra. Paquita: "¿Qué estas haciendo en el aeropuerto?" creo que me puse pálida del susto, ¿Cómo sabía que estaba ahí? ¿Acaso mi mamá le dijo? o ¿Acaso ella estaba por ahí escondida espiándome?, le pregunté como lo sabía y respondió "Todo sé, te tengo puesto un GPS" la única manera de que tenga un GPS es que esté dentro de mi implantofix (mi implante en el pecho donde me ponen la quimio), pero no es así por supuesto, ella debió estar por ahí también.
Estoy tan agradecida por las personas hermosas que me rodean,  siempre cuidándome y dándome ánimos. El colegio es un lugar que me ayuda a distraerme, hay muchas personas lindas que me hacen reír y con las que tengo momentos muy buenos, pero creo que siempre voy a extrañar lo que tenia antes, mis amigos de años que ahora están tan ocupados en la universidad y con los que casi no puedo hablar porque yo también tengo muchas cosas que hacer. Ya falta poco para verlos en la universidad.