El cumpleaños de uno de los doctores que me ha atendido durante este tiempo que he estado enferma, fue este mes. Lo aprecio muchísimo y para mi se ha convertido en un amigo con mucha experiencia con quien puedo conversar. El doctor cantante, como me referiré a él en esta entrada es una de mis personas favoritas y la primera vez que lo vi está guardada para siempre en mi memoria.Tenía 5 años de edad, estaba en el quirófano, supongo que para algún procedimiento. Recuerdo a un hombre que me parecía gigante, él era una gran sombra azul que me estaba poniendo una mascarilla para sedarme. cuando tenía eso en la cara y estaba un poco asustada, él de repente empezó a cantar -"Los pollitos dicen pío, pio, pío..." Hasta que me quedé dormida... estaba tranquila, imaginaba que nada podría ocurrirle a una niña a la que le acababan de cantar para dormir. Aunque no lo volví a ver en mi tratamiento de ese tiempo, o por lo menos yo nunca más lo reconocí, siempre recordaba a la persona que me había cantado, no sabía su nombre, ni su rostro, ni siquiera sabía que a los doctores como él se les llama anestesistas, pero ese recuerdo hermoso estaba guardado en mi mente. Cuando me detectaron leucemia por segunda vez, la doctora Paquita me dijo -"¿Te acuerdas del doctor que te cantaba cuando eras chiquita? Es él". Yo estaba tan feliz, no creía que al fin, esa persona tenía nombre y rostro. El doctor cantante siguió con sus repertorios cada vez que teníamos algún procedimiento, esta vez ya no me cantaba la canción de los pollitos, él cantaba otras que le gustaban más, pero seguía teniendo el mismo efecto tranquilizador en mi. Podrían llamarle masoquismo pero ahora prefiero que no me seden para hacerme quimioterapias intratecales (quimios inyectadas directo en la columna) o biopsias de médula ósea. Como quiero ser hematóloga considero que debo saber exactamente qué se siente, el dolor no me gusta, bueno ¿a quien si? Pero siento que mi cuerpo está tan sobrecargado de químicos que intento evitar la anestesia general y aguantar un poco para no tener tantos estragos después. Además, si no me duermo puedo conversar con los doctores y enfermeros/as para conocerlos y compartir con ellos, me encanta el quirófano, todos son tan amables y siempre tienen las palabras perfectas para mi. La anestesia local, me deja un poco drogada o bueno, creo que así se sentiría estar "high", me río, me río, me río y me río, los enfermeros se preguntan si estoy bien y la verdad, lo estoy, deben pensar que tengo daño cognitivo de tantos químicos jajaja.
El doctor cantante, como la mayoría de los adultos, sabe bien que decir debido a su experiencia, en una de nuestras sesiones de intratecal recuerdo haberle dicho -"Me retiré del colegio" mientras trataba de contener las lágrimas. No me gusta llorar y peor frente a alguien. Él dijo -"¿Qué es un año, cuando tienes toda una vida por delante?", esta frase me retumbaba en la cabeza cada vez que me frustraba al ver que mis amigos ya estaban en la universidad y yo tendría un año más de colegio. Esto me ayudó a sobrellevarlo y aceptar mi realidad, que todo pasa a su tiempo y el mío no había llegado aún. En otra ocasión recuerdo que me dijo -"Después de tu papá yo debo ser el hombre que más veces te ha visto la nalga" me reí como loca al escuchar esto. Cuando eres un paciente y estas entrando y saliendo de quirófano, (algunas veces hasta 1 vez por semana) no sólo el médico te ha visto la nalga una infinidad de veces sino enfermeras/os y todo aquel que se cruce por ahí. Las primeras dos veces que te pones esa bata de enfermo próximo a cirugía, que es una cosa toda trasparente, no sabes donde esconder la cara porque sientes que todos en esa sala pueden ver tu desnudez, aunque te ignoran porque están sumergidos en su propio dolor, se siente como si te miran las pocas vergüenzas que cargas. Yo, que llevo muchísimo tiempo en este medio, ya me acostumbré a eso, me he vuelto toda una sin vergüenza (como alguna vez me llamaron jajaja) he optado por ignorar que estoy con la "nalga al aire" porque aunque me avergüence nada va a cambiar, igual tendrán que verme para inyectarme, así que me hice al dolor y me acostumbré. La ventaja es que que con los médicos es algo totalmente diferente, porque ellos están acostumbrados a eso y te miran sólo como su paciente.
Una vez leí o escuché, no lo recuerdo con claridad, que los doctores no debían encariñarse con sus pacientes, opinión que es totalmente cruel. Un paciente necesita del apoyo, del consuelo y del afecto de todos, TODOS, los que lo rodean, en especial de su médico. ¿Cómo no encariñarse si tu médico se vuelve parte de tu vida? lo vemos más seguido que algunos amigos y por eso es que eventualmente surge el cariño. Un médico no cura sólo con los miles de conocimientos almacenados en su cerebro sino con amor, mucho, mucho amor. Un paciente con una enfermedad "catastrófica", como he escuchado que le llaman a este tipo de males, no necesita entrar al consultorio de su doctor y decirle: -" Me duele por aquí y por allá", para que luego este le dé una receta, se despidan y no vuelvan a hablarse hasta la próxima consulta. ¿Qué rayos es eso?. Un paciente no sólo está mal físicamente, su alma está rota, el dolor no solo es corporal, te duele en lo más profundo de tu ser, pensar que podrías morir, que podrías dejar a las personas que amas e ir a un lugar desconocido para el hombre, no es nada agradable. Los doctores se supone, son personas con un alto nivel de empatía, curar con el corazón es decir, con amor, debe ser algo hermoso y definitivamente quiero experimentarlo. Otra cosa que quisiera decir es que he notado que las personas e incluso doctores, piensan que ser anestesiologo es algo simple y no valoran su trabajo. Esto es mentira, porque ellos son igual de importantes que el cirujano o cualquier otro médico. Llevan en su espalda la grandísima responsabilidad de una vida porque deben ser precisos en administrar la anestesia, actuar rápido en cualquier emergencia y todo lo que caracteriza a un doctor, es una carrera tenaz. Admiro muchísimo a todos los anestesistas en especial a él.
Por eso quiero muchísimo a mi doctora Paquita y al doctor Cantante porque ellos me curan con amor, con consejos, con mimos y me enseñan a luchar y a ser feliz a pesar de que no tengo una vida normal de una chica de 19 años (cumplí 19 el 18 de enero, yeihhhh). No soy normal, pero soy feliz, realmente feliz.