sábado, 13 de junio de 2015

Tercer aniversario

Un día como hoy pero hace tres años empecé mis quimioterapias. Recuerdo que estaba ansiosa pero no asustada, quería que empiecen lo más pronto posible para que acaben lo más pronto posible. Recuerdo despedirme de mi mamá de lejos porque tenía gripe y yo corría el riesgo de contagiarme, pero Ana estaba ahí, ella siempre estaba ahí. 
La licenciada llegó con un pequeño suero transparente y lo conectó a la máquina y yo pensé -"¿Eso es todo? Ah... sí, eso es todo" pasaron un par de horas y mi estómago empezó a protestar, sentía bombardeos en la zona donde había estado el tumor. -"Ana, me duele" la enfermera puso otra medicina más y pasó. No quería ir a dormir, pensaba en como mi vida había cambiado tan rápido, en un abrir y cerrar de ojos me habían dicho que tenía cáncer y que tenían que operarme y lo peor, que tenía que volver a quimioterapias. Pensaba en lo que sería de mi desde ese momento en adelante, pensaba que no quería dejar el colegio y pensaba que no quería ser una molestia para mi familia. 
Sufrí en silencio por un par de meses, lloraba cuando estaba sola en la habitación bueno, no solo lloraba... A veces gritaba. No lo hacía porque estuviese sola sino porque necesitaba desahogarme, sonreír y contestar "Estoy bien, no se preocupe" para evitar que las personas que amo sufrieran más de lo que ya estaban sufriendo me dejaba un poco exhausta. 
Pasé por muchas cosas en tres años, pero muy pocas veces pensé que algo malo podría sucederme, siempre supe que me curaría y que para eso debía mantenerme fuerte y ser muy, muy, muy paciente porque me esperaba un largo camino por recorrer. Pasé por un período de aislamiento total de casi 5 meses, veía a mi papá o a mi familia detrás de la ventana, mis utensilios eran hervidos, mi comida llegaba totalmente cubierta, mi ropa era planchada. Mi mamá, mi hermana, doña Nacho y yo cuidábamos que no hubiese riesgo de alguna infección (la mayoría sucedieron en el hospital). 
El tiempo pasó muy rápido, tres años se fueron volando. Prácticamente soy una persona sana, todo lo que pasé, todo por lo que hice pasar a mi familia es cosa del pasado. Y estoy agradecida, agradecida por tener una familia maravillosa que cuidó y cuida de mi en todo momento. 
Ahora estoy tratando de crear hábitos de ejercicio diario, tratar de alimentarme correctamente, tomar suficiente agua. Estoy en mi segundo año de medicina y cada vez me enamoro más de la carrera.
Me queda un año más de tratamiento, tal vez para mis 21 podré ser una mujer libre.  Tal vez para esa edad todo haya cambiando nuevamente. Eso es lo hermoso y trágico de la vida, es impredecible y me encanta.