domingo, 21 de febrero de 2016

Las compañeras de habitación


Esta es la primera noche de mi vida en la que pasaré sola en un hospital, en Ecuador siempre he estado acompañada de alguien  de mi familia y aquí en Roma he tenido 2 maravillosas compañeras de habitación que han cuidado de mi todo este tiempo, pero hoy estoy sola y se siente un poco extraño. 
Antonella, mi primera compañera de habitación representó un círculo totalmente nuevo de conocimiento para mi. Ella fue la primera persona que pude observar desde muy cerca estar enferma; ella no tiene mi misma enfermedad, pero al final de todo, estamos bajo una misma categoría: Ambas tenemos cáncer. Recuerdo que en una ocasión, se despertó en medio de la noche, la taquicardia y la presión en el pecho eran síntomas nuevos para ella. Se notaba asustada y débil. He sentido lo mismo que ella en algún momento de mi vida, pero ver la expresión de miedo en otra persona es distinto. Sabía exactamente como se sentía pero no podía hacer nada.  Doctores y enfermeros vinieron a tranquilizarla. Tomó un calmante y durmió tranquila, mas a mi se me cortó el sueño, estaba en shock. Antonella y yo hablábamos de la vida, en mi italiano rasgado ella me entendía.  Me gustaba tenerla de compañera de habitación, siempre traté de darle fuerza para que soporte esta larga y dura aventura que apenas está iniciando, espero que mis palabras le hayan llegado de alguna forma y que ella esté tranquila de ahora en adelante. Quiero que ella se recupere y que vea crecer a sus pequeños hijos a los que ama tanto, quiero que envejezca junto a Alessandro, su único y verdadero amor, como ella lo llamó una vez. Quiero para ella una vida larga y feliz. 
Cuando Antonella se fue a casa, me trajeron una nueva compañera de habitación. En ese día casualmente estaba bajo los efectos del antidolorifico y cuando ella llegó le dije que ella había sido mi medicina, que su presencia me había quitado el dolor. Daniela, wow, no sé cómo describir a Daniela. Ella es una fuerza de la naturaleza propiamente, una mujer que no sólo es bella por fuera, también lo es por dentro, alguien con quien disfrutas cada momento y si no está, te hace falta. Te vuelves adicto a su compañía, a sus bromas y a su locura. He jugado, cantado, bromeado, aprendido nuevas palabras junto a ella y ni que se diga cuanto he reído. Incluso han dicho que nuestra habitación es el manicomio del tercer piso jajaja. Eramos las más ruidosas de este piso, cada vez que un enfermero entraba gritabamos “BUON GIORNOOOOO”, cada mañana abría las cortinas y decía “BUON GIORNO MONDO”, cada noche al cerrarlas decía “BUONA NOTTE”, pusieron demasiada locura en un solo lugar. La energía que desborda de ella te contagia, quieres estar feliz porque ella está feliz. Siempre positiva, siempre paciente, siempre alegre. Como yo, ella ha aceptado que esto es solo una etapa que debemos superar, una pequeña pausa en nuestras vidas. Daniela es mi medicina y yo soy su marmota (sobrenombre que me gané porque cuando me conoció estaba muy drogada por el dolor y pasaba durmiendo noche y día)
Mamma Daniela me cuidó todas las noches que estuve mal, comencé la inmunoterapia el lunes 15 de febrero y debo decir que me hizo pedazos. Siempre en las noches comenzaban los peores síntomas y ella estaba ahí pendiente de mi, cambiandome la toalla con agua fresca para descender la fiebre, preguntando siempre como estoy, ayudándome a ir al baño porque estaba muy debil para levantarme sola. Creo que no durmió bien 3 noches por mi culpa. Son esas grandes cosas las que hacen a las personas importantes para ti, que hacen que se queden en tu corazón para siempre. Estoy feliz porque ella está en casa con sus hijas y su nieta pero también estoy triste porque no está conmigo y me hace mucha falta. 
No me voy a cansar de decir que soy demasiado bendecida por todas las personas que aparecen en mi vida porque la llenan de alegría un poco más. Estoy segura que Daniela está frustrada porque no entiende un carajo de lo que he escrito pero sé que hará que Francesca (su hija) se lo traduzca. Ti voglio un mondo Daniela! <3 
Ps: Desde que se fue Daniela, cada mañana al despertar digo en mi mente "Buongiorno mondo" 

miércoles, 10 de febrero de 2016

Reviví... una vez más

Hoy, después de 10 días de constante dolor, por fin me he podido levantar de la cama y he cogido un poco de fuerzas para escribir. Pensé que este ciclo de quimioterapia sería igual a todos los ciclos que he hecho previamente, pero como siempre, me equivoqué. Una semana después de haber recibido mi dosis de quimioterapia empecé a sentir algunos estragos: dolores de cabeza intensos, la mucosa de la boca se empezó a irritar provocándome dolor al comer y no podía faltar mi mejor amiga: la fiebre. Cabe recalcar que recibí este ciclo de quimioterapia porque cuando llegué aquí, en los exámenes que me realizaron los resultados no fueron muy halagadores. El porcentaje de enfermedad había aumentado y yo no entraba en el rango para poder recibir la inmunoterapia por la que vine. Al principio fue duro saber que no podía iniciar el tratamiento como ya lo había imaginado en mi cabeza, pero le dije al doctor “¿Qué puedo hacer? Empecemos con las quimioterapias entonces” Y le sonreí. Él dijo “Tu sei una ragazza forte”. 
Continuando, aguanté todo esto porque sabía que en un par de días se quitaría, pero no fue así. Me administraban un antiespasmódico para parar las contracciones de mis intestinos que era lo que me provocaba el dolor mas el efecto duraba menos de 2 horas y la medicación solo podía ser administrada cada 8 horas, así que lidiaba con esto la mayor parte del tiempo, día y noche, no dormí durante 4 noches. Cuando me hicieron la ecografía, el doctor dispuso que no debía comer para así dejar que mi sistema digestivo se recupere de la irritación e inflamación. Dejé de comer, ni siquiera tomaba agua y me tenían con alimentación vía parental. La desesperación de no poder comer nada era grande. ¿Dios mío cuántos días tendré que estar así?, fueron 4 días de ayuno. Mi mamá decía “Ofrece este ayuno a Dios por todas las personas en la calle que no tienen que comer” y lo hice, ofrecí mi dolor para que otras personas no lo sintieran también. No sé si en verdad funcione, quisiera creer que sí. Quisiera creer que Dios dice “Mira ella está muriendo de hambre y con mucho dolor y me lo acaba de ofrecer, vamos a quitarle el dolor a este niño de aquí y a alguno otro de por allá” no lo sé. Seis días de aguantar dolor, se terminaron cuando el doctor dijo “No es justo que estés aguantando tanto dolor si estas en el hospital, vamos a empezar con una infusión continua de Contramal” (un antidolorífico). Estuve prácticamente sedada durante cuatro días más, en total estuve mal 10 días. Como una vez me dijo mi hermana Ana “Hold on, pain ends: Aguanta el dolor es temporal, pronto todo será solo un recuerdo” y así fue, después de 10 largos días me recuperé. No me importa más haber aguantado tanto dolor, no importa nada, lo único que importa es que ahora estoy bien, que mi cuerpo se está recuperando lentamente y que me siento bien.
Mi experiencia en este hospital ha sido maravillosa, las personas que trabajan en el reparto de hematología son tan amables, divertidas, sensibles y simpáticas. Desde los que trabajan en la limpieza, enfermeros, doctores, mi profesora de italiano y las dos mujeres que hasta ahora han sido mis compañeras de habitación han hecho que mi estadía aquí sea linda, que no sienta esa ansiedad que me ataca cuando llevo mucho tiempo en el hospital. Mi mamá no puede estar todo el tiempo conmigo porque hay horarios de visitas que se deben cumplir, pero no me siento sola, estoy bien acompañada de personas que me hacen sentir importante y amada. Que bello sentimiento ese de saber que alguien piensa en ti, que a alguien le gusta estar contigo y hablar. Vienen a jugar, a reír y a hablar un poco en mi habitación. En mi italiano cortado me entienden y nos divertimos mucho. La profesora de italiano me ha incentivado a empezar un proyecto de fotografía aquí en el hospital, lo único que diré por ahora es que está quedando bastante bien y estoy emocionada por esto. Aquí siento que no desperdicio mi tiempo, es verdad, llevo casi 1 mes encerrada en la misma habitación, pero no se imaginan todas las cosas que he hecho, todos los recuerdos que me llevaré conmigo cuando salga de aquí, me pongo triste de saber que pronto tendré que irme. Como estudiante de medicina siempre lo he dicho y lo repetiré hasta que me muera: La relación médico-paciente es muy importante, no se imaginan cuanto te sana el alma una sonrisa, un beso volado, un baile o una canción. Los doctores Alessandra, Serena, Federico y Minotti son eso para mí, un poco más de medicina, la medicina que me levanta el alma con dulzura y mimos.



Las doctoras Serena y Alessandra :D

El Dr. Federico

La Dra. Minotti