sábado, 29 de marzo de 2014

Me tambaleo mas no caigo, la continuación.

Bueno, mi estadía en el hospital no terminó tan bien como esperé. El lunes empecé a sentir escalofríos, traté de mantenerme positiva y atraer las buenas energías diciéndome: -"Tranquila Carolina, esto no es fiebre... La quimioterapia puede tener estos efectos, tranquilízate y no la invoques", pero pasaron las horas y mi cara empezó a tornarse roja, los escalofríos aumentaron su potencia y empecé a estremecerme con mucha más fuerza, durante mucho más tiempo. Sabía bien que significaba eso: Bacteremia. Llegó la avalancha de exámenes para determinar qué se había infiltrado en mi débil sistema, me pincharon 3 veces en menos de 10 minutos, tomografías pélvica y torácica (revisar mis riñones y pulmones por posibles infecciones), cultivos y más cultivos. En la tarde recibí la visita del doctor cantante y me dijo -"Te fuiste al campo de paseo ¿verdad? ¿Te hicieron exámenes de dengue?". Llamamos a la doctora y la señorita del laboratorio llegó a extraerme más sangre. ¿Por qué? ¿Por quéééé?. Ahora a esperar los resultados que toman alrededor de 3 días (los cultivos de bacterias). El Doctor que me atiende en estos casos, dijo que sospechaba de bacterias BLEE y me mandó a leer sobre ellas. Las bacterias Betalactamasa de Espectro Extendido (BLEE) alias "Bacterias apocalípticas", dieron positivo. Resulta que estas pequeñas, son resistentes a la mayoría de antibióticos (penicilinas y cefalosporinas) y debían administrarme medicina por vía intravenosa, durante siete días para poder erradicarlas. Las desgraciadas habían aprovechado las quimioterapias para ponerse en manifiesto y revivir una vez más la pesadilla de la bacteremia. Yo ya llevaba cinco días encerrada y el solo hecho de imaginar siete días más ahí, fue insoportable. De todos modos, sabía que era la única forma de deshacerme de las bacterias apocalípticas que me estaban amenazando. Ley de supervivencia: ellas o yo, ¡Definitivamente yo!. Así que me relajé, y le dije al doctor -"Libéreme cuando usted lo crea adecuado, usted decida". Estoy harta de estar con bacteremias cada vez que ingreso al hospital y retrasar mi tratamiento, así que si siete días más, representaban tranquilidad en los próximos tratamientos, bienvenidos sean. Me sentía normal, los escalofríos habían disminuido considerablemente. Lo único que realmente me afligía era la comida, el olor era insoportable para mi (los demás la consideran deliciosa), así que pedí permiso para que me trajeran comida desde mi casa, esto hizo mi estadía más llevadera y menos traumática. Cuando llegaba la comida le decía al repartidor -"Noooo..¿Por qué lo hace señor? ¿Por qué tiene que alimentarme?" Ellos sólo sonreían y me decían que esperaban que me recupere rápido.
El tiempo en el hospital pasó muy rápido, hasta me sorprendí. Terminé de leer un libro. Utilicé una de las técnicas más eficaces pero menos entretenidas para pasar el tiempo: Estudiar. Vi vídeos en Youtube de anatomía, clases virtuales de biología y química. ¡Bendito sea el internet!. Mi examen de admisión en la universidad se acercaba y yo seguía metida en esa clínica, pensaba que tal vez no me dejarían salir a tiempo y me estaba preocupando. Llegó el día martes y el doctor me dio de alta. Once días de encierro habían terminado y yo estaba sana.
Llegué a mi casa, extrañaba mi cama y poder dormir la noche entera sin que a la maquinita de los sueros se le ocurra, casualmente, sonar 3 veces por la noche. Parecía mal intencionado. Dormí, dormí y dormí. Mi mamá siempre dice que eso ayuda a la recuperación, descansar de no hacer nada jaja. Al siguiente día dije -"Carolina, es hora de seguir estudiando para ese examen". El día viernes 21/03 me presenté al examen y espero haber aprobado. Y si no lo aprobé, seguiré intentando hasta lograrlo.
Trato de equilibrar mi vida: el tratamiento, mis estudios y tratar de vivir lo más normal posible, demandan de todo mi tiempo, pero uno termina acostumbrándose. Siempre he pensado que las cosas que nos cuestan más trabajo son las que nos traen mayor satisfacción. El otro día mientras veía una película, me llegó una frase: -"No siempre se puede entender por qué Dios hace ciertas cosas, pero todo es parte del gran plan que tiene para nosotros.". Tal vez todo esto no es más que un plan para mi futuro, o incluso para mi presente, no lo sé. Tal vez ni siquiera es un plan, pero yo quiero creer que si lo es. Cuando algo no sale como quiero trato de darle la vuelta y buscarle el lado positivo, así sea algo mínimo, por ejemplo: conocer a una persona amable es suficiente para mi, eso lo mejora, esa es mi razón escondida para que las cosas hayan pasado de esa manera. No sé si ya me volví loca, o me volví alguien realmente positiva y agradecida, pero me funciona.
Primera buena noticia de la semana: no más quimioterapias pesadas para mi, pasaré a mantenimiento hasta nuevo aviso. La fase de mantenimiento es la gloria porque ya no tendré que pasar semanas enteras en el hospital sólo ir unas cuantas horas, una vez al mes, tal vez tomar pastillas, según ordene la doctora y ya. Es prácticamente ser una persona normal. ¡Aleluya!.

Segunda buena noticia: Empezamos la búsqueda de un donador de médula 100% compatible conmigo para poder realizar el trasplante.

Tercera buena noticia: Aprobé el examen de admisión en la universidad, oficialmente estoy dentro de primer semestre de medicina. 


  Ha sido una maravillosa semana gracias a Dios. Espero que hayan encontrado aquello que hizo su semana, una semana hermosa :)



domingo, 9 de marzo de 2014

Tambaleo mas no caigo.

Creo que la gente le llamaría "Colapso emocional" a la manera que me comporté en diciembre y hace algunos días atrás, no me siento nada orgullosa de haberme derrumbado por un momento pero, no podemos ser fuertes todo el tiempo ¿verdad?. En diciembre mi cabello estaba lindo y relativamente "largo" pero después de 3 semanas de recibir mis dosis de quimios empezó a caerse. ¡Que pesadilla!, trataba de tomarlo de la mejor manera, ya crecerá nuevamente, esto es normal. Yo misma me alentaba con estas palabras y mi familia también. Mi asunto era que no quería perder el cabello para la graduación, quería sentirme linda con mis pequeños rizos y todo eso, pero cuando mi cabello empezó a caer y se me veían unos huecos en la cabeza debido a la alopecia, yo no me sentía nada linda, estuve a punto de raparlo completamente en varias ocasiones (debido un poco a la frustración) pero me decían "Carito, espera un poco verás que se dejará de caer" Es que era la tercera vez en 18 meses que se estaba cayendo, ya era demasiado para manejarlo de una buena manera. Pasé llorando algunos segundos al día, durante varios días. Lloraba al caminar o al sentarme. Así que un día mi mamá me vio y preguntó qué me sucedía, no pude controlarme y me rompí. Lloré, grité, me arrodillé en el piso, abracé a mi mami y seguí llorando durante algunos minutos. Estaba harta (un sentimiento que me está persiguiendo mucho últimamente), mis tíos y primas que estaban ahí me abrazaron también, seguí llorando hasta que me tranquilicé sola. Al final, no lo rapé y dejé que el resto de mis rizos esponjosos cubran un poco los espacios vacíos. ¡Se dejó de caer! ¡Yippie!. Ahora la sesión de enero me asustaba, si la de diciembre me dejó así, yo suponía que la de enero me arrancaría mechones más grandes, pero por "suerte" tuve una infección (nuevamente) que impidió que culminaran mi protocolo. Ahora febrero... Señor ¿por qué no me dejan en paz?. Mis sesiones coincidían con los exámenes de grado y la incorporación así que le pedí a mi doctora que aplacemos el tratamiento para poder culminar mi último año de estudios y ella aceptó. ¡No me pondrían la sesión de febrero! ¡Mi cabello ya no se caería más! *por ahora* Estaba tan feliz, tan feliz, tan feliz. Di mis exámenes de grado, fui a una emotiva y hermosa incorporación en la que me mencionaron por mi fuerza y dedicación y luego la fiesta de graduación a la que asistí como una "Romana" como algunas personas dijeron. Llegué a mi casa a las 8:30 am del siguiente día, después de haber bailado y visto el amanecer con mis amigas (la primera vez que lo hago) y estaba lista para empezar mis quimios el día lunes. No recordé que era feriado y mi doctora lo post puso para el miércoles. Olvidé mencionar que una semana antes me había hecho unos exámenes y tenía una bacteria muy resistente en mi cuerpo, gram negativa (he estado estudiando) así que habría que esperar un poco más de tiempo hasta que el antibiótico haga efecto, así que el ingreso siguió post poniéndose hasta el viernes, el día que "colapsé emocionalmente nuevamente", después de estar inmaculada de medicamentos, me sentía totalmente normal y parecía que había despertado de una larga pesadilla, entonces me sentía nerviosa de regresar a mi rutina de enferma, la asquerosa comida del hospital, miedo a que las enfermeras cometan un nuevo error, todo revoloteaba en mi cabeza, además de que por la infección bacteriana tengo el riesgo de desarrollar una Bacteremia (infección general con estragos muy fuertes), que he venido experimentando en cada ingreso, y ya he pasado por eso creo que los últimas seis veces, me asusté y colapsé. Todo comienza con una pequeña lágrima que logra escapar, me doy la vuelta para que no me vean y me hago bolita. Luego, mi mamá dice que está bien llorar y término haciéndole caso, no se acerca a mi... Lloro, grito, pataleo, golpeo el colchón hasta que me tranquilizo sola, sintiéndome ridícula. Ella viene a mi y comienzo a llorar nuevamente -"Má, tengo 19 años ¿por qué tengo que vivir así?, "Mami, sáqueme de aquí, no quiero estar aquí", "Estoy harta". Me arrepiento tanto de haberle dicho estas cosas, haber hecho que se sienta impotente al no poder hacer nada por mi. Apuesto a que todas las madres como ella, darían la vida por cambiar los lugares con sus hijos pero no, no hay manera de hacer el trato con el de arriba. Le toca ser fuerte al que le toca. Mi mamá me dijo que ella y yo somos como un "Guinguiri-gongo" que cuando yo estoy arriba, ella abajo y viceversa. Ahora era el turno de que ella me tranquilizase y como siempre, lo logró. 
Ahora estoy aquí en mi habitación, escribiendo para distraerme de mi encierro y esperando que no se me desarrolle ninguna Bacteremia, para así poder irme a casa el miércoles. Aunque tengo que regresar el próximo mes, no importa. Estoy decidida a cumplir con mi protocolo, a vencer definitivamente mi cáncer. Sé que lo voy a lograr porque tengo la bendición de unos padres maravillosos que se esfuerzan día a día por mi y mis hermanos. Porque estoy segura, porque aunque tambalee no me voy a caer, y espero que nadie que esté pasando por una situación difícil lo haga. Porque la vida es hermosa, porque los pequeños detalles hay que saberlos apreciar, porque tengo metas y porque las quiero cumplir. No soy más fuerte, ni más valiente que nadie, sólo que mi vida se convirtió en esto, en una lucha constante. 
Hace unos días me regalaron un libro que se llama "Tambaleo mas no cedo" de Luca Lisignoli, al parecer todos  nos sentimos así, como dice él "tambaleo, pero no cedo, no me rindo, no me caigo, no suelto"  esto de tener cáncer o cualquier enfermedad, o perder a seres queridos, o cualquier cosa que nos altere psicológicamente, es algo que nos hace tambalear como si un terremoto se situara bajo nuestros pies, pero que está solo en nosotros y las personas a nuestro alrededor, tambalear mas no caer. Me he sentido bastante identificada con sus palabras, me dan ganas de escribir un libro también, ser útil, dar esperanza. Espero algún día no muy lejano hacerlo. 


Directiva del plantel :D

Recién graduada
                                                   

Mis mejores amigas me acompañaron en la incorporación.
Mi doctora estuvo en mi incorporación también :D



Mis papás y yo en la fiesta de graduación. 

El mejor papá del mundo :3