miércoles, 10 de febrero de 2016

Reviví... una vez más

Hoy, después de 10 días de constante dolor, por fin me he podido levantar de la cama y he cogido un poco de fuerzas para escribir. Pensé que este ciclo de quimioterapia sería igual a todos los ciclos que he hecho previamente, pero como siempre, me equivoqué. Una semana después de haber recibido mi dosis de quimioterapia empecé a sentir algunos estragos: dolores de cabeza intensos, la mucosa de la boca se empezó a irritar provocándome dolor al comer y no podía faltar mi mejor amiga: la fiebre. Cabe recalcar que recibí este ciclo de quimioterapia porque cuando llegué aquí, en los exámenes que me realizaron los resultados no fueron muy halagadores. El porcentaje de enfermedad había aumentado y yo no entraba en el rango para poder recibir la inmunoterapia por la que vine. Al principio fue duro saber que no podía iniciar el tratamiento como ya lo había imaginado en mi cabeza, pero le dije al doctor “¿Qué puedo hacer? Empecemos con las quimioterapias entonces” Y le sonreí. Él dijo “Tu sei una ragazza forte”. 
Continuando, aguanté todo esto porque sabía que en un par de días se quitaría, pero no fue así. Me administraban un antiespasmódico para parar las contracciones de mis intestinos que era lo que me provocaba el dolor mas el efecto duraba menos de 2 horas y la medicación solo podía ser administrada cada 8 horas, así que lidiaba con esto la mayor parte del tiempo, día y noche, no dormí durante 4 noches. Cuando me hicieron la ecografía, el doctor dispuso que no debía comer para así dejar que mi sistema digestivo se recupere de la irritación e inflamación. Dejé de comer, ni siquiera tomaba agua y me tenían con alimentación vía parental. La desesperación de no poder comer nada era grande. ¿Dios mío cuántos días tendré que estar así?, fueron 4 días de ayuno. Mi mamá decía “Ofrece este ayuno a Dios por todas las personas en la calle que no tienen que comer” y lo hice, ofrecí mi dolor para que otras personas no lo sintieran también. No sé si en verdad funcione, quisiera creer que sí. Quisiera creer que Dios dice “Mira ella está muriendo de hambre y con mucho dolor y me lo acaba de ofrecer, vamos a quitarle el dolor a este niño de aquí y a alguno otro de por allá” no lo sé. Seis días de aguantar dolor, se terminaron cuando el doctor dijo “No es justo que estés aguantando tanto dolor si estas en el hospital, vamos a empezar con una infusión continua de Contramal” (un antidolorífico). Estuve prácticamente sedada durante cuatro días más, en total estuve mal 10 días. Como una vez me dijo mi hermana Ana “Hold on, pain ends: Aguanta el dolor es temporal, pronto todo será solo un recuerdo” y así fue, después de 10 largos días me recuperé. No me importa más haber aguantado tanto dolor, no importa nada, lo único que importa es que ahora estoy bien, que mi cuerpo se está recuperando lentamente y que me siento bien.
Mi experiencia en este hospital ha sido maravillosa, las personas que trabajan en el reparto de hematología son tan amables, divertidas, sensibles y simpáticas. Desde los que trabajan en la limpieza, enfermeros, doctores, mi profesora de italiano y las dos mujeres que hasta ahora han sido mis compañeras de habitación han hecho que mi estadía aquí sea linda, que no sienta esa ansiedad que me ataca cuando llevo mucho tiempo en el hospital. Mi mamá no puede estar todo el tiempo conmigo porque hay horarios de visitas que se deben cumplir, pero no me siento sola, estoy bien acompañada de personas que me hacen sentir importante y amada. Que bello sentimiento ese de saber que alguien piensa en ti, que a alguien le gusta estar contigo y hablar. Vienen a jugar, a reír y a hablar un poco en mi habitación. En mi italiano cortado me entienden y nos divertimos mucho. La profesora de italiano me ha incentivado a empezar un proyecto de fotografía aquí en el hospital, lo único que diré por ahora es que está quedando bastante bien y estoy emocionada por esto. Aquí siento que no desperdicio mi tiempo, es verdad, llevo casi 1 mes encerrada en la misma habitación, pero no se imaginan todas las cosas que he hecho, todos los recuerdos que me llevaré conmigo cuando salga de aquí, me pongo triste de saber que pronto tendré que irme. Como estudiante de medicina siempre lo he dicho y lo repetiré hasta que me muera: La relación médico-paciente es muy importante, no se imaginan cuanto te sana el alma una sonrisa, un beso volado, un baile o una canción. Los doctores Alessandra, Serena, Federico y Minotti son eso para mí, un poco más de medicina, la medicina que me levanta el alma con dulzura y mimos.



Las doctoras Serena y Alessandra :D

El Dr. Federico

La Dra. Minotti 

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola carolina. Que suerte tener hoy en día los medios telematicos, que acortan las distancias!. Y que bueno tenerte: cuando en mi día surgen contrariedades,pienso en ti..En esa fuerza y energía positiva que me trasmites...y que me anima a levantar la mirada más allá de mi pequeño mundo,para ver la inmensidad del universo. Quisiera que te llegara a ti también. ..por las redes,un profundo "gracias" y un cariñoso abrazo. Eva