sábado, 15 de junio de 2013

En peligro de extinción

Algunas personas me han dicho que están pendientes de cada publicación que hago, así que quiero pedirles disculpas por no haber subido una ayer, pero no la escribí porque me sentía muy mal. Ayer tenía la segunda sesión mensual de quimioterapia vía oral y no tomé las pastillas que protegen mi estómago así que como tengo gastritis química, algo con lo que debemos vivir los que tomamos muchas pastillas todo el tiempo, me afectó mucho y estuve con mucho dolor todo el día y toda la noche, como ahora ya estoy bien estoy escribiéndola en este momento. 
A mi tiempo encerrada le llamé "estar en cautiverio" mi situación me recordaba mucho a los animales en peligro de extinción porque uno los ve de lejos y a través de un vidrio y porque hay que cuidarlos mucho para que puedan seguir existiendo. Yo estaba en una habitación con un gran ventanal por el que podía ver hacia el patio, cuando mi familia tenía gripe me miraban desde afuera o yo ponía una silla frente a la ventana cerrada y conversábamos prácticamente gritando porque no nos podíamos entender muy bien. El primer mes de quimioterapias, me sentía perfecta, no estaba cansada, no se me caía el cabello parecía que todo era un chiste pero de todos modos tenía que estar en cautiverio y tomar todas las precauciones necesarias para evitar alguna infección, aunque físicamente yo estaba bien, internamente no era así. Mi diagnóstico es Leucemia linfoblástica aguda lo que me hace la quimioterapia es matar, por así decirlo, todas las células que produce mi médula, principalmente los glóbulos blancos que actúan como soldaditos en nuestro cuerpo para protegernos de las enfermedades, con cada sesión de quimio mis glóbulos blancos disminuían y por eso estaba encerrada para que los virus del ambiente o los que portan las personas no me atacaran. Una sola persona entraba a mi habitación para ayudarme en lo que necesitara, pero se tenía que poner mascarilla, gorro, zapatones e incluso un mandil esterilizado, parecía una exageración y yo le decía a mi mamá que era una exagerada, pero esa método evitó que yo me infectara y casi no he tenido complicaciones. Lo más duro de todo esto fue que no podían acercarse a mi, nadie me tocaba, ni me abrazaban... extrañaba tanto el contacto físico de las personas, moría por un abrazo de mi mamá, estaba acostumbrada a ir a su habitación, acostarme en su cama y acurrucarme con ella, pero no podía hacerlo más y eso me deprimía a veces. He escuchado a personas decir que preferirían vivir solas, alejarse del mundo y evitar el contacto con los demás, pero estoy segura que lo dicen porque nunca han experimentado la soledad. No poder salir al comedor para almorzar con tu familia, tener que comer sola en tu habitación porque debías cuidarte era de lo más frustrante. Encerrada empecé a sentir que me volvía loca, la televisión ya me aburría porque no me gusta mucho, no encontraba películas buenas en ningún lado, así que para usar mi cerebro, por ratos me ponía a hacer cálculos mentales jajaja (nerd) o trataba de recordar que había comido el día anterior y no podía, incluso me puse a observar el comportamiento de las pequeñas lagartijas que a veces se veían en mi habitación, con eso creo que ya pueden imaginar un poco mi aburrimiento y frustración. Así pasé mis días, leyendo libros, estudiando biología cuando tenía ánimos (que no era muy seguido), armando un rompecabezas y jugando videojuegos; para tiempos en cautiverio mi recomendación es pedir que conecten la consola de juegos al televisor de la habitación, tener muchos muchos muchos libros, rompecabezas, etc. pasé alrededor de dos meses y medio dentro de la habitación y si salía era para mis sesiones de quimioterapia en el hospital, que era igual que nada porque me ponía mi mascarilla, llegaba al hospital y era meterme de nuevo a otra habitación, pero los pocos minutos afuera en el sol me hacían tanto bien porque extrañaba el calor infernal de nuestra pequeña ciudad, hablando de sol, recuerdo que los primeros días dentro del cuarto como no recibía sol mi piel empezó a pelarse y ponerse muy fea, además de que me puse muy blanca y no me gustaba.        
La habitación en la que estaba es una habitación grande y creo que eso ayudaba a no sentirme atrapada además cada vez que amanecía y cuando se ponía el sol había un espectáculo de pajaritos cantando y revoloteando por el patio, me gustaba observarlos y ver como jugaban en el césped tenía un efecto tranquilizador sobre mi. Trataba por todos los medios de tener mi mente activa, pensar y pensar, aunque suene loco hablaba en voz alta y conversaba con Dios, aunque no recibía respuesta, yo le explicaba como me sentía, le preguntaba que era lo que quería de mi y le pedía que todo esto acabara rápido, esas conversaciones unilaterales me calmaban y aunque suene contradictorio me mantenían cuerda, le comentaba que extrañaba a ciertas personas, que quería regresar al colegio y durante las conversaciones lloraba, no por mucho tiempo por supuesto, unos cuantos minutos eran suficientes, se me hacía más fácil hablar con ese ser y abrirle mi corazón que hablar con otras personas porque no quería que supieran que estaba frágil, quería que me sigan viendo fuerte y que mi estado de ánimo no fuese una preocupación más para mis padres y hermanos, ellos ya tenían suficiente sufrimiento con toda esta situación, así que yo sacaba fortaleza de no sé donde para que me vieran calmada y ellos se tranquilizaran también. Así pasé mi primer mes en cautiverio que comparado con los demás meses fue la gloria, aunque no tuve muchas complicaciones las que tuve fueron muy fuertes, después les contaré sobre eso. Vivan su vida de la mejor manera, para algunos las cosas cambian drásticamente de un día para el otro, de un segundo al otro y no hay marcha atrás, disfrutar con amigos y familia, saber apreciarlos y amarlos es lo primordial. Valorar cada minuto de nuestra existencia, de que estamos vivos y de que tenemos una vida entera por delante y sobre todo no dejarse derrumbar por pequeñas cosas porque hay personas que la pasan peor que nosotros y debemos inspirarnos en ellas para seguir de pie. 

1 comentario:

Mercedes Robles dijo...

Hola Andrea :D He vivido un poco desconectada del internet (solo cyber para deberes) y recién veo la existencia de tu blog. Me encanta, en serio, que compartas tu experiencia, como tu dices, para que la gente sepa cómo es y no para sentir tristeza. Eres una de las personas más especiales que he conocido en toda mi vida, aunque nos conocimos un corto tiempo, me alegro mucho de haberte conocido, y de que me consideres al menos una amiga. Muestras la alegría pura, que ya nadie tiene. Eres una guerrera, de verdad.