viernes, 11 de octubre de 2013

Un día "normal" de quimioterapias.

Me dispongo a empezar un nuevo ciclo que según dijo mi doctora va a ser intenso, estoy en el hospital, de vuelta entre estas paredes  celestes que según la teoría del color deberían ayudarme a mantener la paz y tranquilidad, pero yo, yo no siento ese sosiego que se supone debería sentir, aunque no debería si quiera pensar en la posibilidad de estar cansada, es inevitable... lo estoy. Acostada en la cama mientras espero a la licenciada que eventualmente llegará con todos los implementos necesarios para colocarme el cytocan, pienso en tantas cosas... anhelo que el tiempo vuele y que mi estadía aquí se sienta lo mas corta posible.
Hace mucho tiempo que no escribo y estoy aprovechando este momento a solas, en la comodidad de la habitación 106, para poner mi cabeza en orden; con decir que estoy cansada no me refiero a que quiero "tirar la toalla", ni mucho menos, solo estoy cansada. Antes de empezar este nuevo ciclo me hicieron una biopsia y mi médula está totalmente sana, ya no hay vestigios de leucemia, así que prácticamente soy una persona sana recibiendo quimioterapia, aunque estoy sana es necesario continuar con el protocolo para que no haya una futura recaída.
Mis amigos me han preguntado que se siente recibir quimioterapias y estoy segura de que la mayoría de las personas están curiosas acerca de esto también. No sé si para todos sea de la misma manera, creo que no es así porque los seres humanos somos muy diferentes uno del otro, tanto física como psicológicamente. Mi doctora me comentó que uno de sus pacientes asimila muy bien un medicamento que a mi me provoca vómitos y dolores de estómago cada vez que me lo administran, en él no tiene el mismo efecto como en mi, él regresa tranquilo a su casa después de su sesión, mientras que yo a duras penas puedo ponerme en pie sin tener nauseas. Llegó la licenciada. Ponerme el cytocan no tarda más de diez minutos, ambas nos colocamos mascarillas, limpia cuidadosamente el área donde está el implantofix y cuando está todo listo dice  -"Respira mamita. 1...2..3". -"Auch". La quimioterapia es un suero que a veces puede ser de colores: azul, rojo, naranja o transparente, lo cubren con fundas plásticas para que no reciban los rayos uv, los colocan vía central y ya, eso es todo, son los estragos post-quimioterapia los que son cosa seria: nauseas, vómitos, mareos, cansancio, perdida de cabello, deshidratación, dolor de huesos... etc. En esta ocasión mis síntomas no son tan fuertes como antes, solo me siento cansada todo el día, quiero dormir y dormir y dormir, el único inconveniente es que la comida me provoca nauseas y no resisto el olor, la quimioterapia hace que las vibraciones en las papilas gustativas y los receptores del olor se intensifiquen por lo que puedo percibir el carrito de la comida antes de que llegue a mi habitación, es desesperante porque aunque quiera, no puedo dejar de comer y debo hacer un esfuerzo realmente grande para retener la comida en mi estómago. El cabello no se me caerá esta vez (Yeih) pero tendré que ser fuerte porque un ciclo de intensificación siempre es duro y pueden surgir muchas complicaciones por efecto de la medicina. Han pasado varios días. Recibí cuatro dosis de quimioterapia, una por día. No surgió ninguna complicación. Regresé a mi casa sana y salva, después de cinco días en el hospital descansaré dos días antes de volver a hospedarme una semana más allá.
De vuelta en el hospital recibí mis dosis, aguanté las nauseas y los estragos como la mujer fuerte que creo que soy, aguanté las pruebas de sangre cada madrugada que me realizaron para controlar como estaban mis defensas y plaquetas, hice todo al pie de la letra para poder regresar a casa rápido, pero no fue así. Las complicaciones empezaron a surgir, tal cual se esperaban, necesité tres plaquetoferesis (donación de plaquetas) y glóbulos rojos concentrados luego, mis defensas empezaron a bajar drásticamente hasta que quedé en cero, mi doctora dijo que yo estaba tan delicada y vulnerable como un cristal y que así no podría ir a casa. Las visitas fueron prohibidas, solo una persona podía estar en mi habitación, ella y las enfermeras debían entrar con mascarilla y una bata esterilizada para prevenir una infección, ya que mi cuerpo no podría defenderse y habrían consecuencias graves, me tuve que quedar más tiempo encerrada. El lunes, siete días después de ingresar al hospital, desperté extraña, tenía calor, me dolía la cabeza y mis pies estaban fríos, sé muy bien que significa eso así que empecé a llorar, ya no quería estar más en el hospital y la fiebre significaba que serían como mínimo tres días más hasta controlar la infección. No entendía que la pudo haber causado, tuve mucho cuidado y como la chica madura que soy, lloré y lloré por la frustración. Mi mamá solo dijo -"Llora, llora todo lo que necesites... ¿Estas más tranquila?, sabes que esto es parte del tratamiento, sabes que este tipo de cosas siempre pasan, solo tienes que estar tranquila" La infección se controló rápidamente ya que no salí del hospital y actuaron rápido llenando mi cuerpo de antibióticos. Un día la doctora Paquita llegó y dijo "Tu médula anda hecha la vaga, no quiere producir leucocitos",  empezaron a ponerme inyecciones subcutáneas (en la pancita) para ayudar a la producción de leucocitos, creo que fueron al rededor de 10 inyecciones, mi panza quedó morada al salir del hospital jajaja. Cuando llegué a tener una cantidad relativamente normal de leucocitos, estaba lista para irme a casa, pero empecé a estornudar, eso no era una buena señal. ¡Alguien me había contagiado de gripe! justo antes de irme a casa, ¿Por qué? ¿Por quéééééé?, no creía que algo así podría pasarme, esto ya era mucha mala suerte, aunque me sentía realmente frustrada, esta vez no lloré. La gripe solo duró un día y al siguiente ya pude irme. Era libre otra vez... nada más por una semana y media, algo es algo ¿Verdad?.
Me preparé psicológicamente para pasar una semana más en el hospital pero mi doctora me dijo que solo sería una dosis y con quedarme 24h en el hospital bastaría, ¡estaba tan feliz! no podía creerlo, antes de que me dieran el alta me sentía un poco extraña, como si mi temperatura corporal se  estuviera elevando, pero no presté atención (grave error), estaba muy entusiasmada con irme a mi casa... dos horas después tenía 38.5 °C de temperatura, esa noche llegué a 38.8°C, eso significaba que tendría que regresar al hospital y que tenía una infección, ¿Dónde?, no lo sabía, pensaba en las posibles causas: Nadie con gripe me visitó esos días, no comí nada inadecuado, yo simplemente no lo entendía y solo pensaba en las múltiples pruebas que tendrían que realizarme para descubrir la causa y cuanto dolerían. A la mañana siguiente regresé al hospital tardaron muchísimo en darme una habitación, sentía que me iba a desmayar esperando en la sala... aunque llegué a las 8:30 am, entré a la habitación a las 10:30 am y me canalizaron la vía a las 13:09 pm, al parecer la licenciada estaba muy ocupada y aunque hice que la llamaran varias veces porque debían administrarme los antibióticos que había dejado indicado el doctor, ella simplemente me mandó paracetamol para la fiebre y dijo que esperara. ¿Qué rayos? es un hospital privado, debían atenderme rápido, mi condición no permite que me hagan esperar por la medicación, estaba muy enojada y lo peor con fiebre. Me hicieron pruebas de sangre, rayos x y ecografías. Tenía una infiltración en el pulmón que podía volverse bronquitis, o ya era bronquitis, no lo entendí muy bien, lo que si entendía era que otra vez me llenarían de antibióticos. Al final... terminé quedándome una semana en el hospital, iban a mandarme a casa el lunes pero como el martes tenía la última dosis de quimio tuve que quedarme para no hacer los tramites nuevamente en el hospital. El martes llegó la doctora y dijo que en los estudios que me habían hecho al ingresar, había salido que había una bacteria dentro de mi implantofix, y que no podían ponérmela así que me mandaron a casa con antibióticos vía oral hasta la próxima semana que haya desaparecido completamente. Una infección en el implante que llevo dentro de mi, es algo muy serio... si no soy juiciosa y tomo mis medicamentos apropiadamente, tendrían que quitármelo y ponérmelo en el otro lado, eso implicaría una nueva cirugía, una nueva cicatriz en mi cuerpo que ya está lo suficientemente marcado y por supuesto más tiempo en el hospital y eso es algo que no quiero para nada.
Cada vez que estoy en el hospital y converso con mi doctora me cuenta de nuevos casos que tiene de leucemia son señoras, niños, ancianos, chicos...etc. La leucemia no tiene preferencia por sexo y edad, es importante que si estas pasando por algo así en este momento, te aferres a las personas que más amas, ellos te darán la fuerza que necesitas para seguir. Como me dijo mi profesor de matemáticas un día "Mientras existan los recursos... hay que luchar hasta el final", algunas personas dicen "Si Dios lo quiso así, no puedo hacer nada" esta frase me parece una excusa para su cobardía, Dios no quiere que mueras sin hacer nada... quiere que te aferres a la vida, que demuestres que eres una persona fuerte, que vas a salir de esto y volverte una persona más sensible hacia el dolor del prójimo, o bueno eso es lo que a mi me ha pasado. Quisiera empezar un grupo de ayuda psicológica para personas que estén pasando por momentos así pero no soy muy buena hablando con los demás, me expreso mejor escribiendo y tengo algo de miedo a fallarles. Esperaré a recuperarme totalmente para empezar a hacerlo, espero ser útil para los demás, espero ser útil por lo menos para una persona. Sean felices no importa que :D              
 
 
   


sábado, 3 de agosto de 2013

Las despedidas no siempre son tan malas.

Con tan solo dieciocho años he aprendido y me he dado cuenta de mucho, como que la vida es tan efímera, tan pasajera, tan impredecible. Crees que todo va de maravilla, que porque eres joven eres invencible, que no existe nada que te derrumbe, nada que cambie tus días, pero la vida no es así, nos acostumbramos a la compañía de ciertas personas que creemos que nada cambiará, que todo seguirá de la misma manera por un tiempo indefinido. Y de repente en un abrir y cerrar de ojos hemos caído en el pozo más profundo que se puede imaginar, no sabemos como salir, la desesperación nos arrastra, trata de hundirnos tal cual arena movediza, pero si miramos hacia arriba, justo en la superficie, están las personas que nos aman, que jamás nos abandonan, brindándonos palabras de apoyo, lanzándonos sogas para ayudarnos a salir de ese suplicio. Pero... ¿qué hacer cuando tu mejor amigo te dice que se va del país? ¿Cómo rayos asimilar eso?. Estaba tan acostumbrada a su compañía, a que vaya a verme a mi casa y me visite en el colegio (del que él ya se graduó pero yo debo seguir un año más para terminar el último año), donde la mayoría del tiempo me siento sola, que siento que no encajo y que más que todo cada vez que entro a ese edificio pienso que todo será igual a como yo lo recordaba, pero no es así. He estado muy triste, sin ganas de nada, ni siquiera escribir, en este momento él está en ese avión viajando lejos, a miles de kilómetros de nosotros, aunque me parte el corazón que mi mejor amigo se haya ido, estoy muy feliz porque es un hombre determinado, que sabe que es lo que quiere y busca la manera de cumplir a cavalidad sus aspiraciones. Tengo al mejor amigo del mundo que no me abandonó jamás y me lanzó un millón de sogas para salir del pozo al que caí sin darme cuenta. 
Como siempre me pasan cosas graciosas, el día miércoles tuve una sesión de quimioterapia intravenosa  y debo descansar y cuidarme mucho porque estoy más vulnerable que cualquier otro día, pero no podía dejar de ir a despedir a mi mejor amigo al aeropuerto, estaba tan nerviosa, me decía a mi misma "Ay, lo que me haría mi doctora si se entera que estoy en el aeropuerto" Como ya dije la Dra. Francisca Ramírez es como otra mamá, me reta cuando debe hacerlo y me cuida mucho, como soy mimada cada vez que me reta me dan ganas de llorar jajaja, así que no quería que se entere para que no me regañe. Despedí a Victor en el aeropuerto y mi celular sonó, un mensaje. Dra. Paquita: "¿Qué estas haciendo en el aeropuerto?" creo que me puse pálida del susto, ¿Cómo sabía que estaba ahí? ¿Acaso mi mamá le dijo? o ¿Acaso ella estaba por ahí escondida espiándome?, le pregunté como lo sabía y respondió "Todo sé, te tengo puesto un GPS" la única manera de que tenga un GPS es que esté dentro de mi implantofix (mi implante en el pecho donde me ponen la quimio), pero no es así por supuesto, ella debió estar por ahí también.
Estoy tan agradecida por las personas hermosas que me rodean,  siempre cuidándome y dándome ánimos. El colegio es un lugar que me ayuda a distraerme, hay muchas personas lindas que me hacen reír y con las que tengo momentos muy buenos, pero creo que siempre voy a extrañar lo que tenia antes, mis amigos de años que ahora están tan ocupados en la universidad y con los que casi no puedo hablar porque yo también tengo muchas cosas que hacer. Ya falta poco para verlos en la universidad.  

viernes, 28 de junio de 2013

Mis Mejores Amigos

Uso la escritura como terapia, porque desde hace un par de meses experimento cambios de humor repentinos, hay días en los que estoy un poco triste y lloro sin razón, otros en los que no quiero que nadie me hable o me moleste y por esa razón algunos ya han soportado mis ataques histéricos, incluso mi mamá que por suerte sabe que todo esto no ha sido fácil para mí, y sin prestarme atención  me dice "¿Quieres salir un ratito? vamos a dar una vuelta por ahí" yo solo contesto "Uhm", salir un rato me despeja y me calma; aunque les he pedido disculpas a las personas que se cruzaron frente a mi cuando he estado así, me siento muy mal de haberlo hecho porque aunque trato de evitar que me suceda, no puedo. Ya hablé con mi doctora sobre eso, dijo que la medicina me provoca este tipo de estragos y que no me preocupe porque tengo 18 años y la  bipolaridad es "normal" a esta edad. Mi enfermedad, el colegio y otros factores hacen que yo haga KABOOM de vez en cuando. Considero que es necesario expresar lo que sentimos y pensamos, sacarlo de nuestro sistema de alguna forma, mi forma es esta... Estoy frustrada, cansada de todo esto, harta de estar enferma, llevo un año en tratamiento, y aunque parece poco, para mí ha sido una eternidad, he pasado por tantas cosas y cada vez que parece que regreso a ser una chica un poco normal, me dicen "Pronto entraremos a una nueva fase de quimioterapias" y aunque no son igual de fuertes que las primeras que me administraron, no es bonito tener que estar entrando y saliendo del hospital, que me pinchen muy seguido y tomar pastillas todo el tiempo y  a más de eso tener la presión de no poder faltar mucho al colegio por las nuevas leyes y que me atraso en clases y perder el hilo; pero bueno... no puedo hacer nada más que seguir al pie de la letra lo que me ordenan porque no sirve de nada que me frustre y me estrese, mi situación no cambiará. Yo podría decir que ya no quiero seguir con el tratamiento, podría hacer un escándalo para que me dejen en paz, podría rogar y llorar para que detengan este martirio, pero eso sería coger el camino fácil, dejar las cosas a la mitad y si algo me gusta, es cumplir a cabalidad con los propósitos de mi vida, el camino difícil trae más satisfacción al final ¿Cierto?. Así que hoy escribiré sobre mis mejores amigos, en especial de mi gordito Víctorcito, que son algunas de las personas que me han soportado en mis ratos histéricos.
En el colegio los amigos se dicen "te amo" a diestra y siniestra, si le prestas un lápiz "Ay, te amo", por cosas mínimas las personas se dicen te amo, a tal punto que la frase ha quedado tan devaluada que ya no sabes si creer o no creer en las palabras de los demás, a mi me cuesta mucho decirle algo así a alguien, si lo digo es porque lo siento, pero los chicos ya no entienden el gran significado que envuelven esas cinco letras. Amar a alguien, ya sea amigo o pareja, es estar ahí para él/ ella cuando más lo necesitan, que importa si estaban peleados antes de que a esa persona le pasara algo, qué importa si rompieron sus lazos por algún motivo, el orgullo no interesa cuando amas a alguien ¿Verdad?, pero a algunos si les interesa eso y prefieren hacerse presentes en tu vida por redes sociales diciendo "Recupérate pronto, eres muy fuerte, sigue así" o ni siquiera eso; pero yo no necesitaba que una computadora me hablara, ni  que me llamaran por teléfono, yo necesitaba que las personas que realmente me amaban y decían hacerlo estén junto a mí cuando sentía que mi vida se venía abajo. Podría decirse que gracias a mi enfermedad me di cuenta de las personas que realmente me amaban y estuvieron siempre ahí conmigo como mis mejores amigos: Dannia, Kimberly, Allyson, Nicolle y el gordito Víctorcito, y está demás decir que mi familia.   
Empecé a valorar a los amigos desde cuarto curso, y aunque no recuerde el día exacto que conocí al gordo, no importa, porque desde que lo conocí  él siempre ha estado conmigo cuando más lo he necesitado y cuando no, Víctor Alarcón Rizzo es la definición exacta de lo que un mejor amigo es y debe ser. Su cumpleaños fue el 20 de este mes y me dio ganas de dedicarle esta publicación a él y a mis mejores amigas porque quiero que todos se enteren que mi único mejor amigo varón se llama Víctor alias "El gordo" y las chicas Dannia Montalván, Kimberly Rivera, Allyson Lopez y Nicolle Lopez . La mami de él me contó que cuando él se enteró de mi situación había estado sufriendo y que lloraba mucho por mi, se me partió el corazón en ese momento, no soporto que sufra y peor si yo soy la causante. Víctor y yo conversamos de todo, él sabe que me sucede algo con solo verme o incluso por chat, no sé como lo hace. No muchas personas me han acompañado a lo largo de este año, supongo que la mayoría se preocupaba por mi a su manera, recuerdo que después de la cirugía muchos de  mis amigos llegaron a mi casa con unos carteles donde todos los de mi promoción (La XIV, COPOL) lo habían firmado, hasta antes de empezar quimioterapias, recibí muchas visitas de mis amigos, todos estaban muy preocupados por mí, aunque después cesaron porque debían continuar con el estrés del colegio y todo lo que tenían encima, además de que mis visitas ya empezaron a estar restringidas, pero mis mejores amigos me hicieron compañía, me iban a ver al hospital y a mi casa cuando  tenía permitidas las visitas y no dejaban que yo caiga en la depresión; me decían "¿Ya Macero? ¿Ya puedo irte a ver? ¿Cuándo puedo?" habían ocasiones en las que me sentía tan mal que no quería ver a nadie y les  decía que mejor no vengan, pero era como si yo no dijera nada porque de todos modos llegaban al hospital o a mi casa. Un día tuve una crisis y me habían ingresado en la tarde a la clínica, como a las 6 pm Victor se conectó en el chat y le conté lo que había sucedido, me preguntó en que habitación estaba y se desconectó, supuse que su internet había fallado y no me preocupé, a los 30 minutos más o menos él estaba entrando a mi habitación. A muchas personas que pasan por una situación igual o parecida, les debe suceder o haber sucedido que hay momentos en los que no quieren que nadie los vea enfermos y débiles, que prefieren estar solos y cerrarse al mundo, vivir su dolor solos,  en ese momento justo en el que sentimos desfallecer es cuando las personas que nos aman verdaderamente se hacen presentes, sin ser llamados, sin pedir permiso, sin esperar un "Ya ven a verme" o "Necesito que estés conmigo" no, ellos solo dicen "Macero tenme comida que ya llego a tu casa", eso es amor, bueno para mí lo es por eso esta publicación es especialmente dedicada para mis mejores amigos, que aunque no los puedo ver muy seguido por el colegio, su universidad y la vida en sí, es mi forma más sincera de decirles que los amo y que estoy muy agradecida de tenerlos en mi vida, ya que han estado conmigo en la salud y en la enfermedad, en la alegría y la tristeza ¿Hasta que la muerte nos separe? Yo acepto.      

sábado, 15 de junio de 2013

En peligro de extinción

Algunas personas me han dicho que están pendientes de cada publicación que hago, así que quiero pedirles disculpas por no haber subido una ayer, pero no la escribí porque me sentía muy mal. Ayer tenía la segunda sesión mensual de quimioterapia vía oral y no tomé las pastillas que protegen mi estómago así que como tengo gastritis química, algo con lo que debemos vivir los que tomamos muchas pastillas todo el tiempo, me afectó mucho y estuve con mucho dolor todo el día y toda la noche, como ahora ya estoy bien estoy escribiéndola en este momento. 
A mi tiempo encerrada le llamé "estar en cautiverio" mi situación me recordaba mucho a los animales en peligro de extinción porque uno los ve de lejos y a través de un vidrio y porque hay que cuidarlos mucho para que puedan seguir existiendo. Yo estaba en una habitación con un gran ventanal por el que podía ver hacia el patio, cuando mi familia tenía gripe me miraban desde afuera o yo ponía una silla frente a la ventana cerrada y conversábamos prácticamente gritando porque no nos podíamos entender muy bien. El primer mes de quimioterapias, me sentía perfecta, no estaba cansada, no se me caía el cabello parecía que todo era un chiste pero de todos modos tenía que estar en cautiverio y tomar todas las precauciones necesarias para evitar alguna infección, aunque físicamente yo estaba bien, internamente no era así. Mi diagnóstico es Leucemia linfoblástica aguda lo que me hace la quimioterapia es matar, por así decirlo, todas las células que produce mi médula, principalmente los glóbulos blancos que actúan como soldaditos en nuestro cuerpo para protegernos de las enfermedades, con cada sesión de quimio mis glóbulos blancos disminuían y por eso estaba encerrada para que los virus del ambiente o los que portan las personas no me atacaran. Una sola persona entraba a mi habitación para ayudarme en lo que necesitara, pero se tenía que poner mascarilla, gorro, zapatones e incluso un mandil esterilizado, parecía una exageración y yo le decía a mi mamá que era una exagerada, pero esa método evitó que yo me infectara y casi no he tenido complicaciones. Lo más duro de todo esto fue que no podían acercarse a mi, nadie me tocaba, ni me abrazaban... extrañaba tanto el contacto físico de las personas, moría por un abrazo de mi mamá, estaba acostumbrada a ir a su habitación, acostarme en su cama y acurrucarme con ella, pero no podía hacerlo más y eso me deprimía a veces. He escuchado a personas decir que preferirían vivir solas, alejarse del mundo y evitar el contacto con los demás, pero estoy segura que lo dicen porque nunca han experimentado la soledad. No poder salir al comedor para almorzar con tu familia, tener que comer sola en tu habitación porque debías cuidarte era de lo más frustrante. Encerrada empecé a sentir que me volvía loca, la televisión ya me aburría porque no me gusta mucho, no encontraba películas buenas en ningún lado, así que para usar mi cerebro, por ratos me ponía a hacer cálculos mentales jajaja (nerd) o trataba de recordar que había comido el día anterior y no podía, incluso me puse a observar el comportamiento de las pequeñas lagartijas que a veces se veían en mi habitación, con eso creo que ya pueden imaginar un poco mi aburrimiento y frustración. Así pasé mis días, leyendo libros, estudiando biología cuando tenía ánimos (que no era muy seguido), armando un rompecabezas y jugando videojuegos; para tiempos en cautiverio mi recomendación es pedir que conecten la consola de juegos al televisor de la habitación, tener muchos muchos muchos libros, rompecabezas, etc. pasé alrededor de dos meses y medio dentro de la habitación y si salía era para mis sesiones de quimioterapia en el hospital, que era igual que nada porque me ponía mi mascarilla, llegaba al hospital y era meterme de nuevo a otra habitación, pero los pocos minutos afuera en el sol me hacían tanto bien porque extrañaba el calor infernal de nuestra pequeña ciudad, hablando de sol, recuerdo que los primeros días dentro del cuarto como no recibía sol mi piel empezó a pelarse y ponerse muy fea, además de que me puse muy blanca y no me gustaba.        
La habitación en la que estaba es una habitación grande y creo que eso ayudaba a no sentirme atrapada además cada vez que amanecía y cuando se ponía el sol había un espectáculo de pajaritos cantando y revoloteando por el patio, me gustaba observarlos y ver como jugaban en el césped tenía un efecto tranquilizador sobre mi. Trataba por todos los medios de tener mi mente activa, pensar y pensar, aunque suene loco hablaba en voz alta y conversaba con Dios, aunque no recibía respuesta, yo le explicaba como me sentía, le preguntaba que era lo que quería de mi y le pedía que todo esto acabara rápido, esas conversaciones unilaterales me calmaban y aunque suene contradictorio me mantenían cuerda, le comentaba que extrañaba a ciertas personas, que quería regresar al colegio y durante las conversaciones lloraba, no por mucho tiempo por supuesto, unos cuantos minutos eran suficientes, se me hacía más fácil hablar con ese ser y abrirle mi corazón que hablar con otras personas porque no quería que supieran que estaba frágil, quería que me sigan viendo fuerte y que mi estado de ánimo no fuese una preocupación más para mis padres y hermanos, ellos ya tenían suficiente sufrimiento con toda esta situación, así que yo sacaba fortaleza de no sé donde para que me vieran calmada y ellos se tranquilizaran también. Así pasé mi primer mes en cautiverio que comparado con los demás meses fue la gloria, aunque no tuve muchas complicaciones las que tuve fueron muy fuertes, después les contaré sobre eso. Vivan su vida de la mejor manera, para algunos las cosas cambian drásticamente de un día para el otro, de un segundo al otro y no hay marcha atrás, disfrutar con amigos y familia, saber apreciarlos y amarlos es lo primordial. Valorar cada minuto de nuestra existencia, de que estamos vivos y de que tenemos una vida entera por delante y sobre todo no dejarse derrumbar por pequeñas cosas porque hay personas que la pasan peor que nosotros y debemos inspirarnos en ellas para seguir de pie. 

viernes, 7 de junio de 2013

¡Rayos! ¿Y mi cabello?

En esta publicación no sabía sobre qué escribir, si sobre la manera cómo tomé lo de la caída del cabello o de cómo empezó mi vida en cautiverio. Así que me decidí sobre lo del cabello porque... ¿Qué es lo que más le gusta a una chica de si misma? En mi caso era mi cabello, era castaño, con ondas y me encantaba usar trenzas, algunas chicas lo  dejan crecer largo como Rapunzel y lo cuidan mucho pero a otras no les importa mucho ese aspecto de sí mismas, cuando me rapé me pregunté a mi misma ¿Y ahora? ¿En qué descripción quedamos las mujeres que nos rapamos el cabello? Eso es muy simple, nada cambia, nuestra alma sigue siendo la misma, el cabello crece una y otra y otra vez sin importar cuantas veces lo cortes, nuestra apariencia física no define la persona que somos.  Un amigo una vez me dijo "Las mujeres cuando son guapas ni la quimioterapia se lo quita" no es que me considere guapa pero la belleza está en el ojo de quien te mira, además es muy importante el nivel de autoestima que tenemos para así poder proyectar seguridad y que puedan ver la verdadera persona dentro de nosotras. Me atrevo a decir que para los hombres es más fácil porque un hombre rapado no llama mucho la atención de las personas, en cambio una chica... vivimos en una sociedad un poco imprudente, a veces lo que menos queremos es que nos miren, caminar sin ser notadas, perdernos entre la gente, pero eso no sucede cuando salimos a la calle, se siente como si el mundo se detiene a mirarnos solo a nosotras, como si supieran que algo malo nos sucede, sobretodo la primera vez que salimos a la calle con el nuevo "look", uno se siente pequeña y avergonzada. 
Recuerdo que ya tenía tres semanas de haber empezado las sesiones de quimioterapia, mi cabello estaba lindo, suave y brillante, me decía a mi misma "Creo que me salvé de que se caiga" porque una amiga de mi hermano me había dicho que a su mamá no se le había caído y tenía la pequeña esperanza de que eso también pasara conmigo, hasta que un día miré mi almohada y vi muchos cabellos en ella y dije "Rayos, no me salvé", mientras me bañaba mechones grandes de cabellos caían, luego intentaba peinarme y más caían o incluso si pasaba la mano por mi cabeza, los cabellos se salían. ¿Se imaginan ver casi la mitad de su cabello caído en el piso? así que le pedí a mi mamá que hiciéramos lo  más práctico, raparlo de una vez por todas para ya no estar sufriendo con tantos cabellos molestos en mi cama. Tía Shirley llegó a mi casa y dijo que quería probar cortarme el cabello hasta los hombros para ver como quedaba y me quedó bien pero eso no evitó que siguiera cayendo, 2 días después mi cabello estaba muy débil y opaco había perdido ya casi la mitad de él, fue como si de repente mi cuero cabelludo estuviera tan débil que las hebras de cabello le pesaban y simplemente ya no podía sostenerlas, así que esta vez si decidí a raparlo todo. porque me veía muy graciosa con huecos por toda la cabeza, para darme apoyo emocional mi prima Sandra y mi hermana decían que ellas también se raparían y que las tres podríamos andar así, "cocolas", pero al final, cuando llegó el momento ninguna tuvo el valor de hacerlo y no cumplieron su palabra. No era necesario que lo hagan de verdad, yo sabía que no podrían y no me importó sus intención fue lo que contó más para mi. 
Fuimos al baño, ella sacó sus tijeras, no me sentía mal de que me cortaran el cabello, solo tenía miedo de tener una cabeza rara y que se viera feo. Cortó y cortó y al final me pasó la razuradora, yo solo veía como mi cabello marchito estaba en el piso. Cuando me levanté y me vi al espejo solo sonreí, era  muy raro verme a mi misma sin un solo cabello, al principio me sentí un poco insegura y avergonzada pero me encantaba como se veía, todos dijeron que tengo una cabeza bonita (espero que sea verdad), se veía un poco gracioso el contraste de la piel blanca de mi cuero cabelludo y la morena de mi cara, se sentía la brisa fría así que los primeros días usé todo el tiempo gorritos. Mi hermana, mis primas o mi mamá siempre olvidaban que yo ya no tenía la necesidad de tener moños e inconscientemente decían "Caro ¿tienes un moño?" me parecía muy divertido y yo les respondía "Espera, déjame quitarme uno de mi larga cabellera", de vez en cuando se les escapa la misma frase pero ya no estoy calvita solo está muy, muy, muy corto.
Como siempre se le debe buscar el lado bueno a las cosas, los beneficios de no tener cabello eran poder bañarme más rápido y no perder tiempo peinándome jajaja, lo que más me gustaba de ser "calvita" eran los pañuelos de colores que me han comprado a lo largo de mi tratamiento: verdes, azules, rosas, café, etc. Y los gorritos que tengo y otros que mi mejor amigo Victorcito me trae cada vez que me visita. No quiero que tomen de mala manera lo que escribiré pero nunca me gustó, ni pasó por mi mente usar una peluca, estoy más que orgullosa de haber perdido mi cabello a causa de la quimioterapia porque eso le demuestra a los demás que yo estoy en pie de lucha, de que soy fuerte y que sigo resistiendo porque esto es lo que soy, esto es lo que somos todos nosotros que luchamos contra el cáncer y no hay motivo para avergonzarse, pronto nuestro cabello crecerá y mucho más bonito que antes, es como si todo nuestro ser renaciera, incluso nuestro cabello y hasta podemos aprovechar y hacernos diferentes estilos mientras va creciendo.
Sé que muchas mujeres no tomarían esta situación de perder de un día para el otro todo su cabello con tanta tranquilidad como yo, en especial si su vanidad es grande (cosa que no tiene nada de malo)  pero no hay motivo de frustrarse o peor aún de sentirse fea y no atractiva para alguien. Sé que solo tengo dieciocho años y no sé mucho de la vida, pero sé que para que una persona valga la pena debe poder ver más allá del exterior, debe poder leer nuestra alma con una mirada, como me dijo un amigo; y si esa persona no puede es porque no lo vale. Acaso ¿No han visto en la televisión que ahora las artistas se rapan el cabello? Si a ellas les queda bien a nosotras nos queda muchísimo mejor porque somos bellas y la belleza natural es mucho mejor que una ilusión creada por los maquillajes, estoy muy segura que pronto llegará al país la tendencia de raparse el cabello y podremos pasar desapercibidas en la calle jajaja.
Aquí les dejo una de las citas que más me gusta y que deben tener en cuenta en momentos difíciles.
Mantenga su rostro al sol y no verá la sombra. Es lo que hacen los girasoles. - Helen Keller

viernes, 31 de mayo de 2013

¿Por qué a mi?

Después de la cirugía (me extirparon un tumor del ovario) tenía mucho miedo de moverme, siempre había escuchado de que los puntos se pueden abrir y por eso trataba de no mover ni un músculo, habían pasado algunas horas y necesitaba moverme  porque tenía muchas ganas de hacer pis, le pedí ayuda a la enfermera para ir al baño y  me dijo que tenía una sonda puesta y que no necesitaba levantarme, ella solo dijo "orine mamita, orine ahí acostadita no más"  (en mi mente grité ¡¿QUÉÉÉ!?), traté por mucho tiempo pero tenía miedo de mojar la cama, así que por más que intentaba... no salía, al final la urgencia ganó y pude relajarme jajaja. Mis amigos fueron a verme al hospital, aunque estaba muy cansada y la voz no me salía estaba muy feliz de verlos, sentí que en serio se preocupaban por mi y disfruté mucho su compañía. Pasaron algunos días y aún no me decían que es lo que había determinado el patólogo aunque yo estaba 99% segura de que tenía cáncer, no me lo confirmaban pero como las cosas se iban dando, no necesitaban hacerlo ya había pasado una vez por eso y entendía muy bien cual era mi situación.
Estaba ansiosa por empezar las quimioterapias pensaba que mientras más rápido comiencen, más rápido terminarían y más rápido podría regresar al colegio con mis amigos. Estuve recuperándome en casa, me ayudaban en absolutamente todo, incluso a bañarme. A mi mamá le dijeron que la sopa de un animal del oriente ayudaba a subir las defensas y producir sangre, así que desde el oriente me mandaban una sopa a  la que llamé "La sopa de cuervo"(por supuesto que no era de cuervo), tenía sabor a pollo pero era horrible, sin embargo tomé cada cosa natural que dijeron que me ayudaría sin refutar. Los doctores se sorprendían de mi estado de animo, de que mis cachetes estaban tan rosados que parecía una niña normal, no una niña que tenía 2 semanas de estar operada y una herida de más o menos 10 cm que aún no cicatrizaba totalmente. Llegó el día de quitarme el "drén", un aparato para absorber los líquidos de la herida ( lo llamé tamagotchi porque se parecían) , pero antes de esto, los días que había estado en el hospital, escuché a una tía hablando con una señora y ella le decía que cuando a ella se lo quitaron, eso se había enganchado a la piel y el doctor había tenido que prácticamente arrancarselo y había sido muy doloroso, yo estaba aterrorizada. Llegué al consultorio del cirujano oncólogo que me intervino y estaba muy nerviosa, mis manos y pies helados, mi mente volaba imaginando el dolor que sentiría en los próximos minutos. Me acosté en la camilla temblando. El Dr dijo: ¿Qué es lo que pasa que estas temblando? ¿Estas asustada?. Yo le conté lo que escuché ese día y él simplemente rió y dijo "En que tiempo le habrán hecho eso a ella, te prometo que no sentirás nada" y así fue, no sentí en que momento lo quitó. Pasaron algunos días y ya era hora de la primera sesión de quimioterapia, estaba nerviosa y ansiosa pero no asustada, nunca sentí que algo malo me sucedería, nunca pasó por mi mente que podría morir, yo solo pensaba en que haría mi tratamiento, me curaría y esto no sería más que un recuerdo; necesitaba a mi mamá conmigo pero ella no pudo estar ahí la semana que estuve ingresada en el hospital porque tenía mucha gripe, aunque me mostraba fuerte y sonriente no era así todo el tiempo, en el par de horas que me quedaba sola en el hospital lloraba y gritaba, reclamándole al viento porqué me había hecho esto, si acaso no se había fijado que ya con una vez había sido suficiente para mí, si fui tan mala persona en los 17 años que tenía como para merecer un destino como ese pero con el pasar de los meses me di cuenta que esto no tiene nada que ver con el tipo de persona que eres sino que simplemente te sucede y debes sobrellevarlo.
El día de la primera sesión estaba con mi hermana, llegó la enfermera y me dijo que iba a canalizarme es decir pincharme el pecho para poder administrarme la quimioterapia, como dije tengo un implante llamado "implantofix" que está conectado a mi corazón, me pinchan con un "cytocan" que se parece mucho a una tachuela gigante, estaba nerviosa lo único que recordaba era que cuando era pequeña me aterrorizaba ese hecho. Ella limpió la zona, cerré los ojos y respiré profundo. No dolió tanto como pensé, pero de todos modos estaba asustada y tensa. Me administró primero el protector para el corazón, porque hay que proteger todos los órganos involucrado, cuando esa medicina terminó de pasar, ella llegó con un pequeño suero cubierto con una funda roja, el líquido era rojo también, se veía peligrosamente lindo, esa era la quimioterapia, estaba tranquila cuando de pronto sentí como si una batalla se llevara acabo dentro de mi vientre, era como un bombardeo en la parte donde me quitaron el tumor, llamé a la enfermera y ella me administró medicina que me ayudó. Como siempre me ha gustado la comida chatarra como pizza, hamburguesas, hot dogs, veía las propagandas en la televisión y se me hacía agua la boca pero para mi se acabaron los días de comida chatarra y aguanté sin sucumbir ante la tentación, supongo que ese era una de los efectos de la medicina, sentía hambre todo el tiempo y también mucha ansiedad, mi estómago estaba muy sensible así que debía tener una dieta blanda, yo estaba enojada, odiaba y sigo odiando la comida del hospital pero bueno no quedaba de otra me la comía toda, al siguiente día recibí otra dosis estaba un poco débil pero de muy buen humor, tenía como objetivo no desanimarme, no dejar que la depresión me arrastre y así fue como pasé una semana entera en el hospital, mis familiares se turnaban para acompañarme el mayor tiempo posible y no dejarme sola.    
Los primeros días de quimioterapias fueron duros, no porque sintiera dolor sino porque tenía muchas dudas acerca de mi futuro, muchas cosas pasaban por mi mente, lo primero que pensé fue "¿Cuándo será que empieza a caerse mi cabello?" había escuchado que a algunas personas no se les cae el cabello cuando reciben quimioterapia y esperaba que a mi me suceda igual, también me preguntaba cómo se sentían mis padres, trataba de  mostrarme fuerte ante ellos, no quería que estuvieran tristes, creo que si tienes un pensamiento positivo e irradias fuerza con todo lo que tienes encima también ayudas a que las personas que te aman y que están alrededor tuyo no se sientan tan abrumadas porque si bien es cierto ellos no pueden entender con claridad qué es lo que sentimos pero lo intentan y sufren con nuestro sufrimiento. Por supuesto una de las preguntas más comunes "¿Cuánto será que todo esto va a doler?" y más que todo ¿Cuánto tiempo durará esta pesadilla?    
Visita de mis amigas en el hospital.

jueves, 23 de mayo de 2013

Flashback: Primera lucha contra el cáncer

Después de hacer la primera publicación recibí muchos comentarios alentadores que subieron mis ánimos, tengo muchas ganas de seguir escribiendo y compartiendo mi pequeña historia que aunque suene un poco fantasiosa es totalmente real y estoy segura que en todo el mundo existen miles de personas que están pasando o pasaron por lo mismo que yo; gracias al maravilloso mundo del internet un poquito más de 1000 personas han leído mi blog, estoy realmente sorprendida porque pensé que a más de mi familia y amigos nadie más lo leería, muchísimas gracias por dedicar un poco de su tiempo para leer mis palabras y sentir empatía por mi; el propósito de este blog no es para que tengan pena o se pongan tristes, sino, que más bien tengan una pequeña idea de que es lo que se siente y como se vive cuando eres un "paciente inmunodeprimido"; he recibido preguntas como: "¿Andrea vas a morir? o "¿El tipo de cáncer que tienes es contagioso?" o "¿Tu cabello jamás volverá a crecer? Algunos de mis amigos se han enojado cuando les conté que me habían hecho estas preguntas, pero yo no, no juzgo a las personas por ser ignorantes en este tema, no nacemos con conocimiento pleno sobre todo, así que no hay nada de malo en preguntar cuando no se sabe la respuesta de algo, quisiera aclarar que tener cáncer NO es sinónimo de muerte y mucho menos es contagioso, el hecho de ser diagnosticado con cualquier tipo de cáncer no significa que vayamos a morir. La tecnología médica ha avanzado muchísimo y existen varias alternativas medicinales como las quimioterapias y radioterapias que aunque los efectos secundarios son algo fuertes, opino que es lo más seguro, es cuestión de consultar a un médico y sobre todo, querer vivir para poder salir adelante, también me han dicho que hay ciertos productos naturales que funcionan como lo hace la quimioterapia pero desde mi punto de vista, los productos naturales deben ser un adicional al tratamiento dado por el oncólogo; más la predisposición del paciente, se puede superar este tipo de problema y ganar la guerra, sé bien que es muy duro, que en ocasiones nuestro cuerpo ya no puede más, que preferimos morir a seguir aguantando tanto dolor, pero hay que ser fuertes y soportar. Mi hermana y yo cada vez que sentimos mucho dolor decimos "Todo pronto pasará y este dolor no será más que un recuerdo", ser fuertes, valientes, llorar de vez en cuando, sin dejarse caer en la depresión por supuesto, es lo que nos ayuda a salir adelante y también agregándole mi propia pseudo-filosofía de "Cuando toca, toca" ya que no podemos cambiar lo que nos está sucediendo, así que hay que aceptarlo y hacer lo que nuestro médico nos recomienda al pie de la letra. 
Bueno, ahora si al tema en cuestión, ¿recuerdan que dije que tuve leucemia cuando tenía 5 años? pues haré un pequeño "flashback" (retrospección) de como fue aquella experiencia porque la verdad, no la recuerdo con tanta lucidez como para dar muchos detalles. Recuerdo a mi mamá cambiándome de ropa para salir, luego llegamos al consultorio de la Dr. Francisca y ella estaba en la televisión dando una entrevista, cuando pasé para que me atendiera solo recuerdo que me pinchó el dedo pulgar y la sangre no salía (al parecer casi estaba seca) lo siguiente que recuerdo es estar ingresada en el hospital. Mis recuerdos son algo vagos pero recuerdo bien a las enfermeras que me atendieron, ellas me querían mucho porque no hacia berrinches cada vez que me tenían que poner algún suero. Cuando iban a pincharme, yo viraba la cara, respiraba muy profundo y esperaba la "picadita de mosquito", que más que eso era un dolor intensamente corto, pero bueno creo que todo niño debe hacer por lo menos una vez el "Berriche de su vida" y así fue como la pequeña Andrea Carolina hizo su gran actuación. Era el día de mi cumpleaños número seis, la doctora me había dicho que podía ir a casa ese día  pero justo me empezó a dar fiebre antes de marcharme, al final la doctora le dijo a mi mamá que no podía salir en ese estado y cuando mi mamá me explicó que debía quedarme en el hospital empecé a patalear y gritar "ES UNA MENTIROSA, ELLA DIJO QUE PODÍA IRME A MI CASA, QUIERO IRME DE AQUÍ" como no me prestaban atención empecé por arrancarme los sueros y seguir gritando como si me estuviesen matando, creo que incluso me quité la ropa, apuesto a que los otros pacientes debieron estar muy asustados por mi escándalo, llegaron varias enfermeras y trataron de agarrarme para que no me lastimara a mi misma, pero era inútil, les dí unas buenas patadas y unos cuantos puñetes jajaja. Al final de mi gran berrinche, pude ir esa noche a casa pero debía regresar a primera hora de la mañana al hospital. En casa mi familia me cantó el cumpleaños feliz y comieron torta, eso era todo lo que yo quería... estar unas cuantas horas en casa con toda mi familia reunida, celebrando que cumplía un año más de estar viva... como si nada estuviese sucediendo, como si yo fuese una niña normal siendo feliz en casa con sus padres y hermanos, como si todo lo que sucedía fuera de mi hogar no era  más que una pesadilla de la cual yo despertaría muy pronto, pero no era así... yo no era una niña normal y nada de eso era una pesadilla, era mi vida y yo estaba luchando por ella. Otra de las cosas que recuerdo claramente fue cuando mi mamá cometió un pequeño error y no me dio una medicina exactamente como había recetado mi doctora, desperté y tenía un dolor intenso en las piernas, traté de levantarme de mi cama pero mis piernas estaban paralizadas, empecé a llamar muy asustada a mi mamá, lo siguiente que recuerdo es que mi Dra.. Paquita me atendió muy rápido y con medicamentos más terapias físicas tuve que aprender a caminar otra vez, tal cual lo hace un bebé, arrastrarse, gatear, aprender a pararse y dar los primeros pasos, tal vez esa era la forma en la que mi cuerpo me decía que yo nacía otra vez, me hacían rehabilitación con electrodos para que mis músculos despertaran, era algo divertido, los electrodos hacían cosquillas. Mi mamá me contaba la historia de Job un hombre que sufrió mucho pero jamás le reclamó a Dios, simplemente aceptó con amor su destino y siguió alabándolo, (si les interesa leerla es un libro de la Biblia cristiana), cada vez que hablábamos me decía "Carolina, imagina que estas subiendo 50 escalones, si no dejas que te hagan lo que deben hacerte, habrás retrocedido un escalón y el tratamiento se retrasará pero si dejas que ellas hagan su trabajo subirás uno y estarás más cerca de llegar a la cima", mi mamá siempre ahí ayudándome a comprender de una manera más simple lo que sucedía.
Creo que una parte realmente importante en la recuperación de un paciente son las personas a su alrededor, sus padres, hermanos, amigos y demás. Mi mamá jamás me escondió nada, yo siempre estuve al tanto de todo lo que pasaba conmigo,a veces los adultos creen que los niños no entienden lo que sucede pero no es así, entendemos muy bien todo. Antes de cada procedimiento mi mamá me explicaba todo lo que iban a hacerme así que yo estaba tranquila porque sabía que estaría sedada y que no sentiría nada. Hablar con la verdad es lo primordial porque así el niño/a no estará asustado, temiendo sentir dolor, además esto nos hace conscientes de que debemos ayudar a que nos ayuden. Gracias a Dios tengo los mejores padres del mundo, que trabajaron muy duro para ganar dinero y poder realizar mi tratamiento, que siempre estuvieron a mi lado sin dejar que su pequeña hija "tire la toalla" porque tenía y sigo teniendo toda una vida por vivir junto a ellos, gracias a Dios encontré a la Dra. Paquita que a parte de ser mi médico tratante se volvió mi mamá,  me regaña cuando lo merezco, me quiere tanto, me mima y sé que aunque termine mi tratamiento no dejaré que ella salga de mi vida jamás y por último gracias a Dios por mantenerme en pie día a día y porque cada vez encuentro más personas que dejan una gran huella en mi vida, tan grande que jamás se podrá borrar como la que han dejado mis mejores amigos del colegio (Dannia, Kimberly, Allyson, Nicolle, Víctor, Angelo, Romina, Fanny y Jeremy) y doctores como el Dr. Cantante y enfermeras que he conocido en los quirófanos del hospital. Si ustedes supieran todo lo que tengo por contar, esto es algo muy muy muy resumido de lo que viví cuando era pequeña y lo que llevo viviendo desde mayo del año pasado lo iré escribiendo a partir de la siguiente publicación. 

jueves, 16 de mayo de 2013

¡Extra! ¡Extra! ¡Andrea tiene cáncer!


Muchas personas me han dicho que debería escribir un libro sobre mi experiencia, pero por ahora empezaré a escribir este blog ya que esta es mi manera de expresarme, de desahogar como me siento y espero, mediante este blog, poder llevar un poco de esperanza a alguien que en este momento esté pasando por una situación parecida. Me conformo con que una sola persona en este mundo vuelva a tener esperanza de vivir gracias a lo que empezaré a escribir para poder morir feliz. He elegido hacer la primera publicación este mes porque el 28 de mayo del año pasado me detectaron leucemia... por segunda vez en mi vida (hablaré de eso en próximas publicaciones). Recuerdo como si hubiese sido ayer, como fue que todo sucedió , era viernes 25 de mayo del 2012, mi hermano y yo decidimos desvelarnos y pasar Zelda: Twilight Princess en el Wii, esa noche me dolía mucho el cuello pero no presté atención y fui a dormir sin decirle nada a mi mamá, el sábado desperté mucho más adolorida, intenté alzar los brazos y no podía, el dolor era tan insoportable que las lágrimas brotaban solas, así pasé todo el día hasta que en la noche mi mamá me hizo unos masajes en todo el cuerpo y eso calmó un poco mi dolor, aunque yo creo que era más el efecto de los mimos de mi madre, ella notó que mi vientre había aumentado de tamaño y estaba duro y dijo: "Carolina qué es esto?" Yo simplemente contesté: "No lo sé mami, estoy gorda", así pasé todo mi fin de semana aguantando mucho dolor. El lunes mi cita con el médico era a las 5:00pm, yo no podía soportar más, así que mi mamá me llevó donde su ginecóloga alegando que ella me daría algo para calmar mi dolor hasta ir donde mi médico de cabecera,  aunque yo creo que quería comprobar que el tamaño de mi vientre había aumentado por gordura y no por otra cosa jajaja. Llegué donde la ginecóloga y cuando palpó mi vientre empezó el interrogatorio "Estas embarazada? Cuando menstruaste por ultima vez? Has tenido relaciones sexuales?" por último me dijo "TÚ TIENES EL VIENTRE DE UN EMBARAZO DE 6 MESES" Yo no sabía que decir, solo miré aterrorizada a mi mamá  y le dije "¡Mamáááááá!, está diciendo que estoy embarazada! Yo no estoy embarazada" Yo pensé que mi mamá haría lo que se ve en las novelas, poner cara de ogro y exigir la "verdad" pero ella dijo "Doctora, si ella le está diciendo que no está embarazada es porque no está embarazada", entonces la doctora dijo que si no había la posibilidad de un embarazo yo debía hacerme una ecografía en ese momento y así fue. No sé mucho sobre imágenes pero pude saber que estaba fregada cuando vi la cara de susto que involuntariamente puso la chica que me hacía el eco, además no hay que ser todo un genio para saber que "masa tumoral" significa tumor y que hay un 50% de posibilidad de que sea maligno es decir, cáncer, pero por alguna extraña razón no estaba asustada, en mi pensamiento inocente, el cáncer era como la varicela no volvía a dar aunque debí recordar que existen excepciones y esta da dos veces (como a mí) y así fue con la leucemia, regresó. Continuando, la ginecóloga vio las imágenes y para resumir dijo que debían operarme y que si era maligno yo debía recibir quimioterapias, esa palabra retumbó en mi cabeza millones de veces aunque ella seguía hablando, yo ya no escuchaba nada más, así que me puse a llorar porque empecé a recordar todo lo que había pasado la última vez que recibí quimioterapias, miré a mi mamá y solo con verla me calmé, ella siempre ha tenido ese poder sobre mi y estoy segura que si ella no estuviese conmigo, yo tal vez no estaría escribiendo este blog ahora. Llegó la hora de ir donde mi verdadera doctora, la hematóloga Francisca Ramírez (mi modelo a seguir después de mi mamá) ella es como mi otra mamá me conoce desde que tengo cinco años, ella habló conmigo de manera sutil y dijo que la naturaleza del tumor seria evaluada por el patólogo el día de la operación y que esté tranquila, vió la ecografía, mandó a que me haga exámenes de marcadores tumorales (toda mujer a partir de los 15 años debería hacer estos exámenes para prevenir enfermedades) y también mandó a que me hiciera una tomografía pélvica al siguiente día; mientras me hacían la tomografía , el señor me preguntó el porqué del examen y yo respondí: "Tengo un tumor en el ovario derecho, creo que tengo cáncer", me miró con una rostro compasivo y dijo: "Tenga fe niña, Dios siempre está con nosotros". A lo largo de mi tratamiento me he topado con personas que me han dado un pequeño mensaje de esperanza y fe en Dios, aunque no recuerdo sus nombres las tengo muy presentes. Me ingresaron al hospital después del examen para calmar mi dolor y me avisaron que la cirugía sería el jueves a las 3:00pm, no estaba nerviosa, tenía mucha esperanza de que no sería nada grave, que me extirparían el tumor, descansaría dos semanas en mi casa y regresaría al colegio a terminar mi último año con mis compañeros, graduarme y empezar mi viaje estudiantil para ser Hematóloga. Mi familia es religiosa, me enteré que habían estado rezando mucho para que todo salga bien, para las personas que son católicas sabrán que el día jueves es la exposición del Santísimo en la iglesia y que a las 3:00pm se reza la coronilla al Señor de la Divina Misericordia así que eso fue lo que hacían mis familiares en Cuenca, la Troncal, Amaluza y Guayaquil rezar la coronilla por mí. Llegó la hora de bajar al quirófano, empecé a sentirme nerviosa y un poco ansiosa y todos decían; "Carolina debes estar tranquila, todo estará bien" Carolina esto, Carolina aquello. Yo solo quería que se callaran que me dejaran a mi y a mi sufrimiento en paz, necesitaba llorar, necesitaba sacar de alguna manera todo lo que estaba sintiendo, así que pedí que nadie me acompañara al quirófano y lloré todo el camino hasta allá. Recuerdo que antes de que me sedaran dije "Señor que sea tu voluntad pero sinceramente espero que no sea nada malo". Desperté de la cirugía y vía a Marthita en el post-operatorio, no podía hablar, la voz simplemente no me salía; quería saber lo que había determinado el patólogo pero no había nadie a quien preguntar, así que hice lo que más temía... miré mi pecho. Se preguntarán qué tiene que ver el pecho con mi diagnóstico, pues existe un pequeño implante llamado "Implantofix", las quimioterapias se administran vía central (en el pecho) y este implante es necesario para administrarla y que no haya un desgaste de las venas periféricas (brazos) cuando miré, vi un pequeño bulto de gasas blancas y respondí a mi pregunta: Sí Andrea Carolina, tienes cáncer.